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Mercedes Pérez y Ana Pazo: “Los procuradores estamos infrautilizados”

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30.12.2024. Con 40 años de profesión a sus espaldas, las procuradoras viguesas Mercedes Pérez (1961) y Ana Pazo (1959), junto con Fátima Portabales (1960), han vivido grandes cambios en la procura desde que se iniciaron juntas en los años ochenta. Por problemas de agenda en estas fechas navideñas, las tres compañeras y amigas no han podido juntarse al completo para analizar juntas la situación de la procura. Lo hacen Pazo y Pérez, quienes repasan una trayectoria marcada por la digitalización y la feminización del oficio, habiendo pasado por tres sedes judiciales distintas –los juzgados de Príncipe y Lalín y, finalmente, la Ciudad de la Justicia–.

Las dos procuradoras consideran que la profesión ha ido perdiendo competencias y reconocimiento. “Los procuradores estamos infrautilizados”, afirman las dos profesionales. “Somos gente que sabemos muchísimo y no se está sacando partido de nosotros”, señala Pazo. “Deberían darnos más valor”, subraya Pérez.

¿Por qué os hicisteis procuradoras?

Ana Pazo (A.P.): Por absoluto desconocimiento. Tenía claro que no quería ser abogada, empecé opositando y me cansé de las oposiciones. Una vecina mía tenía un amigo procurador y me dijo: “¿por qué no pruebas?”. Entonces empecé las prácticas con mi querido Cipriano Braña y aprendí muchísimo. Decidí que iba a continuar y que era lo que iba a hacer.

Mercedes Pérez (M.P.): Mi historia fue parecida. No sabía exactamente qué estudiar, no quería hacer una carrera y no sabía si hacer secretariado o enfermería. Me fui un mes a Madrid y, al volver, mi padre había hablado con la procuradora Charo Barros y me animó a probar. Como era algo ordenado, de secretariado y de estar con todo el mundo, me gustó. Hice los dos años de prácticas con Barros y José Marquina y, como no estudié Derecho, me fui a hacer la oposición a A Coruña.

¿Qué recuerdo tenéis de los que os enseñaron?

M.P.: Charo Barros fue una de las primeras procuradoras de Vigo, y ahora somos mayoría mujeres en la profesión. Ella y Marquina siempre me acogieron muy bien, me ayudaban mucho e iba con ellos al juzgado. Allí hacía las conciliaciones entre personas, porque tenía que haber un hombre bueno para hacerlas, y me ponían muchas veces a mí. Les debo mucho.

A.P.: Cipriano Braña era un ser absolutamente entrañable, muy acogedor y amable, y tanto iba con él que, al principio, cuando no sabían cómo me llamaba, me llamaban “la nena de Braña”, pero luego ya tuve mi propia entidad. Creo que para nuestra profesión fue fundamental hacer prácticas, porque nos acostumbrábamos a movernos en el juzgado, a hablar con los funcionarios… Eso se ha acabado, pero en aquel momento era importantísimo.

¿En qué momento os conocisteis?

A.P. y M.P.: ¡Al principio!, (dicen al unísono).

A.P.: Juramos el mismo día, Fátima Portabales, Mercedes y yo, y, desde entonces, hemos estado siempre juntas. Salimos a comer todos los años en nuestro aniversario y nos seguimos llevando muy bien. Somos amigas.

M.P.: ¡Y siendo muy distintas! (ríe).

A.P.: En la cena del Colegio, cuando nos tocó el regalo del sorteo a las tres montamos una fiesta… Porque, además, nunca nos había tocado nada.

¿Qué es lo que más destacaríais de la profesión?

A.P.: Yo en este momento estoy cansada. Nuestra profesión me gustó muchísimo, pero ha cambiado demasiado. Hemos perdido importancia: antes éramos fundamentales y, de hecho, en nuestra primera época, los juicios los hacíamos nosotros con los funcionarios. Ahora somos muy administrativos y eso me gusta mucho menos. A mí me gusta la gestión, no los programas de ordenador.

M.P.: Como procuradora hay que ser muy ordenada, muy trabajadora y llevar todo muy al día. A mí siempre me ha gustado muchísimo mi profesión. ¿Que hoy es muy distinta? Por supuesto. Ahora no tiene nada que ver en relación con cuando empezamos nosotras, ni el compañerismo que había ni el trato entre funcionarios y procuradores. Se lleva, pero era mucho más bonito antes.

¿Qué es lo que más ha cambiado en estos 40 años?  

A.P.: Nuestra propia profesión. Ahora dependemos de máquinas y programas para todo. La gestión personal casi se reduce a ir a preguntar, mover el asunto e ir a hablar con el funcionario.

M.P.: La tecnología, Lexnet, la sede judicial electrónica… Nos han cambiado mucho.

¿Creéis que los procuradores estáis infrautilizados?

A.P.: Totalmente. Los procuradores estamos infrautilizados porque somos gente que sabemos muchísimo y no se está sacando partido de nosotros.

M.P.: Estoy de acuerdo. Creo que deberían darnos más valor.

¿Le iría mejor a la justicia con más competencias?

A.P.: Sin duda. Un asunto llevado por un buen procurador, en general, marcha mucho mejor. Hay que darnos más funciones porque, si no, con la automatización cada vez somos menos necesarios.

¿Qué os parece la figura del procurador con funciones de ejecución?

A.P.: Yo, como creo que me va a llegar tarde, no me he metido mucho en eso, pero creo que la ejecución es una profesión totalmente distinta. Me parece muy bien que exista, pero no es lo que nosotros hacemos ni hemos hecho nunca. Hacemos embargos, lanzamientos, diligencias de la calle… pero no eso.

M.P.: Creo que en ejecución no somos muy necesarios. No seríamos procuradores, seríamos investigadores porque ya tendríamos la averiguación patrimonial del juzgado, y la función se reduciría a investigar si se tienen más o menos bienes. Parece que los portugueses sí que lo hacen y que les va muy bien, pero yo nunca lo he visto claro porque, ¿vamos a tener que ir detrás de la gente, como los cobradores del frac?

A.P.: O como los inspectores de Hacienda… ¿Sabes qué pasa? Que los portugueses no eran procuradores como lo somos nosotros. Somos distintos. Me parece bien que exista esa función, pero que no se le llame procurador.

¿Un mensaje para las nuevas generaciones?

A.P.: Voy a ser absolutamente sincera: tuve alumnos hace años en la Escuela de Práctica Jurídica que todavía hoy recuerdan cuando les decía que esta profesión no tenía futuro. De hecho, dos de mis alumnas están apuntadas en este momento al turno de funcionarios y me dicen: “Ya me lo decías tú”. Tal y como estamos ahora esta profesión no tiene futuro, pero no lo tiene porque no quieren que lo tenga, porque la están vaciando de contenido y automatizando todos los procesos. Quizá con la ejecución sí lo tenga.

M.P.: Yo le pondría un poco más de alegría y les diría que le echen muchísima paciencia y muchísimo trabajo. Porque para llegar a tener un sueldo relativamente bueno hay que trabajar mucho, sobre todo ahora, que se han bajado mucho los precios. Así que mucho ánimo y mucha paciencia.

A.P.: Y yo quiero recalcar algo que digo siempre: para ser profesionales que trabajamos todos de lo mismo y nos disputamos el mismo pastel, somos un colectivo muy solidario, nos ayudamos muchísimo unos a otros. Es raro el caso de algún procurador que te diga que se ha quedado colgado en cualquier situación. Y creo que eso hay que ponerlo en valor.

En la imagen, de izquierda a derecha, Ana Pazo, Fátima Portabales y Mercedes Pérez en la cena del Colegio de Procuradores de Vigo, donde fueron homenajeadas por sus 40 años de profesión.