29.09.2022. En la celebración en la que el Colegio de Procuradores entregó las insignias a los profesionales que cumplían su 40 aniversario de trayectoria, el decano les dedicó unas palabras especiales: “Todos los que, con esfuerzo y entrega, han conseguido llegar a este 40 aniversario son personas que han desarrollado esta profesión con orgullo, y la han sabido representar y defender con honestidad y elegancia, para que hoy podamos decir de vosotros que sois un referente para todos nosotros”.
Manuel Carlos Diz Guedes (Vigo, 1951) es uno de ellos. Empezó accediendo a la procura por oposición y abrió un despacho en Tui, en el que sigue en activo. Su discurso es sosegado, fruto de la experiencia y de todos los cambios que se han sucedido en su larga trayectoria. Relativiza, más que otros procuradores, la intranquilidad general por el futuro de la profesión: “Recuerdo desde siempre que el futuro de la procura y la incertidumbre son cuestiones objeto de preocupación entre los compañeros de profesión”.
¿No compartes con otros compañeros la preocupación por la procura?
Desde siempre recuerdo que el futuro de la profesión y la incertidumbre son cuestiones objeto de preocupación entre compañeros. La procura ha recibido el apoyo incondicional del Consejo General del Poder Judicial, proclamando la utilidad y conveniencia de nuestra función, e incluso promueve la ampliación de nuestras competencias.
Algún problema habrá…
La pérdida de la territorialidad a la que estábamos sujetos puede que sea el mayor de los problemas al que se enfrente la procura. También afecta a la independencia y autonomía de los procuradores, ya que una parte de la eficacia de algunas de nuestras funciones radica en la interacción con los funcionarios, a lo que ayudaba la sujeción territorial.
Mirando los 40 años de profesión ¿demasiados cambios, quizás?
En 40 años ha habido muchos cambios, como es lógico. Lo más significativo fue la informatización y la aparición de Lexnet. Antes se comentaban mucho más los pleitos con los abogados y teníamos grandes tertulias en mi despacho. Ahora, aún con todos los avances tecnológicos que agilizan más el trabajo, estamos más estresados con los plazos.
¿Con qué te quedas de tu larga trayectoria?
Lo que más me gusta es el contacto directo con los profesionales y funcionarios de los juzgados. Y lo que menos, la pérdida de la territorialidad a la que estábamos sujetos. Así que me quedo con lo mejor de estos 40 años de profesión: las grandes amistades y haber contribuido al desarrollo profesional y personal de toda la gente que ha pasado por el despacho.
¿Cómo ves la situación de los procuradores más jóvenes con la perspectiva que te dan los años?
Vivimos una época de muchos cambios en poco tiempo, pero en todos los ámbitos: sociales, económicos, profesionales, … Por eso hay que estar preparados para saber adaptarse y apostar por la gente joven, que está muy preparada y con muchas ganas.