26.01.2021. Celso Emilio Ferreiro fue el colegiado número 18 de los procuradores vigueses, una faceta del poeta que mucha gente desconoce. Ferreiro, que formó parte de la junta de gobierno como vocal y participó de manera activa en la redacción de los primeros estatutos del Colegio, utilizó su profesión para conocer de cerca los pleitos y las desigualdades de la sociedad en la que vivía para después plasmarla en su obra. Así lo indica su hijo y director de la fundación Celso Emilio Ferreiro, Luis Ferreiro Loredo “Un poeta expresa a través de sus poemas lo que le rodea, en este caso, la procura. En su día a día era su herramienta” desvela Ferreiro Loredo.
PREGUNTA. ¿Qué supone para vosotros el hallazgo de este medio centenar de documentos inéditos referentes a la faceta de Celso Emilio como procurador en el colegio de Vigo?
RESPUESTA. Fue una gran alegría, en el sentido de que este hallazgo añade a la figura de Celso Emilio una nueva vertiente: la profesional. En su vida, además de su faceta cultural, de sobra conocida por todos, su profesión es muy distinta e igualmente importante.
P. ¿Cómo influye esta cara profesional en su obra?
R. Debido a su trabajo, que consitía en llevar pleitos de personas con un nivel económico bajo mayoritariamente, Celso Emilio constató que existía una situación económica muy desigual. En los años que ejerció la procura, vivió muchas situaciones que lo llevarían a reflexionar sobre esta desigualdad de clase. Una cosa es saber que existe y otra es vivirlo en tu propia piel. Su trabajo era una clase práctica, no teórica, sobre todo esto. Un poeta expresa a través de sus poemas lo que le rodea, en este caso, la procura. Su día a día era su herramienta.
P. ¿Qué importancia tiene que ahora se reinvindique la figura de Celso Emilio Ferreiro, procurador?
R. Tanto en el caso de Celso Emilio, como en el de otros escritores, al ser conocidos por su obra literaria, la gente no se pregunta que trabajo tenían además de escribir. Este archivo demuestra unos hechos: el trabajo diario que todos desarrollamos en gran parte de nuestra vida. Durante los años 50, escribir no daba para vivir y menos en el caso de la poesía poesía y aún menos en gallego.
P. ¿Guardas algún recuerdo de tu padre trabajando como procurador?
R. Muchos. Recuerdo su despacho de la calle Gil, siempre abarrotado y él ocupado con algún cliente. Recibía muchas visitas y también las hacía él a los juzgados, una tarea que llevaba mucho tiempo, ya que la gente iba a presentarle sus problemas y tenían que explicarle a fondo sus pleitos. Era un hombre muy preocupado por la parte literaria y sobradamente conocido en Vigo y en toda Galicia. En los años 60, el cartero de Urzáiz trajo la casa una carta que en el destinatario solamente indicaba ‘Celso Emilio Ferreiro. Poeta. Vigo’, pero no tuvo problema alguno en encontrar nuestra casa. Recuerdo que siempre lo convocaban para dar conferencias en muchos lugares. Sus ediciones desaparecían en las librerías, un hecho muy extraño para ser libros en gallego, pero era un escritor de impacto en su época. A eso dedicaba todo su tiempo cuando no estaba trabajando: a promover la cultura a gallega y, por supuesto, a escribir.
P. ¿Qué tipo de clientes tenía? ¿Cómo los recuerdas?
R. Sobre todo pequeños negocios: tiendas de telas de Vigo, pequeños negocios locales y personas trabajadoras. Fundamentalmente trabajaba con varios abogados de Vigo muy conocidos, que son los que en última instancia, le proporcionaban los pleitos.
P. ¿Cómo valoras el trabajo de divulgación que está llevando a cabo el Colegio de Procuradores de Vigo a través de la iniciativa Celso Emilio Ferreiro, procurador?
R. Me parece muy bien dar a conocer una cara distinta. Una persona puede tener un trabajo y otras inquietudes, a pesar de ser conocida por una o por otra. Su faceta de procurador no era conocida, así que supongo que quien la descubra ahora se llevará una sorpresa.