13.02.2025. Ana Fernández (Lugo, 1981) es una de las profesionales más jóvenes del Colegio de Procuradores de Vigo, pero ya suma más de 10 años de ejercicio. Hija de funcionario de Justicia, llegó a la profesión “un poco por casualidad”, después de instalarse en la ciudad para trabajar en una gestoría. Defiende la divulgación de la profesión y la pedagogía para que la sociedad conozca la tarea de una procuradora. “Una vez, al pasarle la minuta a una clienta me preguntó: ‘¿Y tú qué has hecho?’. En esos casos les explico que soy yo quien lo presenta todo, quien les representa en el proceso, quien acude al juicio para evitarles que vayan y quien le envía todas las notificaciones al abogado. Y ahí lo entienden”, explica Fernández.
¿Cómo acabaste siendo procuradora en Vigo?
Mi padre era funcionario de Justicia y siempre había estado interesada en este mundo. Estudié Derecho y, aunque me gustaba mucho el tema penal, el ejercicio profesional me vino un poco por casualidad. Estaba en Lugo, me ofrecieron trabajo en Vigo en una gestoría y no me lo pensé porque quería ponerme a trabajar y mi marido estaba aquí. Unos años después nació mi primer hijo, yo estaba en el paro y la tía de una amiga me animó a colegiarme. Me colegié en 2014 y empecé en la procura poco a poco. De hecho, creo que fui de las últimas que se colegiaron antes del examen de acceso que hay que hacer ahora.
¿Qué es lo que más destacarías de la profesión?
La valoro positivamente porque me gusta estar activa y es una profesión muy dinámica. Estoy contenta, el trato con los compañeros es muy bueno y, aunque cada vez vamos menos a los juzgados, me encanta cuando coincidimos, hay mucho compañerismo. Otra cosa que me gusta es que me permite organizarme más fácilmente con los niños: no tener unos horarios fijos es más llevadero a la hora de poder gestionar sus actividades y sus rutinas diarias.
¿Cómo valoras la entrada de la nueva Ley de Eficiencia, que os asigna más competencias, con funciones de ejecución?
En líneas generales, lo valoro positivamente porque representa un progreso, aunque la implementación práctica va a ser clave para garantizar que esos cambios lleguen a buen puerto y que compatibilicemos nuestras funciones con los Letrados de Administración de Justicia (LAJ). Me parece un paso significativo hacia la modernización y actualización de los procuradores porque integra las nuevas tecnologías: veo fundamental la digitalización del sistema judicial para mejorar la gestión. Tenemos el acceso más rápido, se agilizan los procedimientos, hay mayor accesibilidad y transparencia, menos riesgo en la pérdida de documentos… Aunque la dependencia tecnológica no es algo bueno siempre, porque te quita de ir al juzgado y porque tiene margen de mejora, como cuando resulta difícil acceder a Lexnet o no funciona algún enlace.
¿Crees que las procuradoras y los procuradores mereceríais tener más funciones?
Creo que siempre es positivo que nos den algo más, y, aunque la ejecución no sea lo que más me gusta, hay que actualizarse y evolucionar cuando es necesario. Hace tiempo que se escucha que vamos a tener más funciones, pero, hasta ahora, nunca se nos habían dado como tal.
¿Opinas que sois suficientemente conocidos y estáis bien valorados en la sociedad?
No, ni somos conocidos ni estamos bien valorados. La mayoría nos pregunta: “¿Qué hace un procurador?”. Una vez, al pasarle la minuta a una clienta me preguntó: “¿Y tú qué has hecho?”. En esos casos les explico que soy yo quien lo presenta todo, quien les representa en el proceso, quien acude al juicio para evitarles a ellos que vayan y quien le envía todas las notificaciones al abogado. Y ahí lo entienden.
En la imagen, la procuradora Ana Fernández en la Ciudad de la Justicia. Fotografía: Punto GA-M. Riopa.