15.09.2022.- Chus Nogueira (Friburgo-Suiza-,1969) es “hija de la emigración”, según ella misma define y la más absoluta fan de la profesión de procurador. “Cuando el Colegio me envió la carta para comunicarme el 25 aniversario, me invitaban a celebrar ‘una profesión maravillosa’, y realmente creo que lo es”, afirma. Es tal su entusiasmo por la procura que cree que “incluso ha cambiado mi modo de ver la vida, porque al ser una profesión extremadamente dura te ayuda a aprender a enfrentarte a la vida, a solventar problemas, a tratar con muchísima gente absolutamente distinta y eso poco a poco imprime carácter”. Y resume con pasión: “A pesar de todos los sinsabores, de la falta absoluta de reconocimiento, de la escasa valoración y de alguna que otra penuria, a mí me parece un trabajo estupendo”.
Chus afirma que no puede estar nunca quieta, por lo que está convencida de que la procura y su carácter encajan a la perfección. “Me encanta la vidilla del juzgado, hablar con unos y con otros, los chascarrillos y bromas con los funcionarios – bueno, no con todos, ja ja ja- con los compañeros, el no parar, la agilidad a la hora de resolver problemas, la agilidad a la hora de gestionar mil cosas a la vez”. Por eso recuerda, y comparte completamente, lo que le que le dijo una vez un letrado: para que un procurador sea bueno, tiene que estar hecho de otra pasta.
Su vocación se remonta a cuando hizo la Escuela de Práctica Jurídica, después de estudiar derecho en la Universidad de Santiago de Compostela. Empezó sus “pinitos como procuradora con la persona que confió en mí y que es mi amigo y mentor: Victorino Regueiro, grande entre los grandes. En la escuela se hacían prácticas en despachos y yo solicité un despacho de procurador ¿Por qué? No lo supe nunca, pero enseguida vi que me gustaba”.
Lo mejor de la profesión para Chus es “la muchísima gente estupenda que conozco gracias a ella: letrados, funcionarios, mucha gente de la casa que ya son amigos y, sin ninguna duda, mis AMIGAS con mayúscula: Auxi, Puri, Maika y Elena. Sin ellas, no solo la profesión, sino también la vida, sería mucho más triste y aburrida. Compartimos muchos momentos: running, viajes, confidencias y, sobre todo, sobre todo, risas”.
Pero también es capaz de poner sobre la mesa lo que no le gusta tanto de su trabajo: “Sin duda el tiempo que restas a tu familia, sobre todo a mis hijos que, aunque casi vuelan ya solos, saben la vida que lleva su madre y que, aunque siempre intenta llegar y estar en todo, no siempre lo consigue y eso me da mucha pena”.
“Por todo lo que me aporta la procura y lo que he descubierto con ella, para mí es un orgullo cumplir 25 años en la profesión y poder lucir el pin del colegio” resumen con entusiasmo desbordante e ilusión contagiosa.