02.05.2019.Javier Toucedo lleva casi 40 años ejerciendo la profesión de procurador como parte del Colegio de Procuradores de Vigo, en los que ha participado en diversas ocasiones en las juntas de gobierno.
¿Cómo valora el estado actual de la profesión?
Vivimos en una época de velocidad, en el que se valoran poco el esfuerzo y el trabajo bien hecho. Estamos en un estado de vértigo, de correr mucho y tirar para delante. Y eso perjudica al prestigio de cualquier profesión. Hay algunos compañeros que se están convirtiendo en ‘mandaderos con toga’.
¿Cómo ha cambiado la figura del procurador en los últimos 30 años?
Antes llevábamos la profesión de una manera más pausada. Se comentaban los pleitos con los abogados, se estudiaban los asuntos. Éramos como una gran familia. Había trabajo para todos. Ahora andamos estresados. Deprisa, porque se acaba un plazo. Deprisa, porque no llego a tiempo. Deprisa, porque es día de gracia…. Hay varios compañeros en este partido judicial que se entrenan para correr maratones, pues así les es mas fácil el llevar el día a día. De todas formas, y sin perjuicio de estas prisas, todo procurador que se precie debe estar perfectamente enterado del pleito que se trae entre manos, pues es la manera de representar debidamente a su cliente.
¿Han cambiado los retos a los que se enfrenta la procura desde que comenzó en la profesión hasta hoy?
No cabe duda. El CGPJ y la judicatura han proclamado la utilidad y conveniencia del mantenimiento de la figura del procurador, sino que incluso han apostado porque también pudiera asumir mayores tareas de colaboración con los órganos jurisdiccionales y con los abogados directores de la defensa de las partes en el procedimiento, tanto en la práctica de los actos de comunicación y la fase de prueba, como especialmente en la ejecución, tal y como propone la propia Comisión Europea a través de la Comisión Europea para la Eficacia de la Justicia. Una apuesta que, de manera todavía incompleta, poco a poco se ha ido implementando en las recientes reformas que han afectado a nuestra ley de enjuiciamiento civil.
¿Cuál es el mayor reto al que se enfrentan los profesionales hoy en día?
La incertidumbre. No hace mucho comentaba el Decano de Barcelona parodiando aquella canción de Mocedades “tómame o déjame, pero no me pidas que te crea mas…” y manifestaba que nuestro colectivo y nuestros respectivos colegios han hecho un gran esfuerzo, tanto a nivel personal como económico, para liderar todo el proceso de implementación de las nuevas tecnologías. No nos queremos quedar aquí y la procura del siglo XXI, sin querer invadir competencias de nadie, todavía tiene capacidad y el firme deseo de ofrecer una mayor colaboración a los jueces, letrados de la administración de justicia y resto de funcionarios para lograr que la eficacia de la administración de justicia se aproxime a la de otras administraciones públicas que hace años son una referencia en nuestro entorno europeo.
A día de hoy, muchos profesionales desconfían de la continuidad de la procura en el futuro, ¿cómo ve usted la figura del procurador en los próximos diez años?
Los países con traducción jurídica romana como Francia, Italia, Portugal, siguen manteniendo un sistema dual de postulación procesal, aunque con las adaptaciones exigidas por su propia evolución histórico-social y la estructura del proceso. Es posible que se vaya incluyendo en nuestra normativa procesal al hussier, cuyas funciones esenciales son la notificación de actos del procedimiento, ejecución forzosa de títulos ejecutivos y otros actos de servicio ante los órganos jurisdiccionales. Existe legislación del tribunal constitucional que pone de manifiesto la transcendencia de la intervención del procurador en el correcto desarrollo del proceso según la cual “sin cuya colaboración no solo se resentiría gravemente el normal funcionamiento delmismo, sino que resultarían de imposible cumplimiento las garantías de efectividad y defensa que impone la Constitución a la tutela judicial”.
¿Qué medidas haría falta aplicar para que mejorase el estado de la profesión? ¿Sería suficiente con asumir nuevas funciones de ejecución?
Las garantías del proceso exigen o hacen conveniente la dualidad de abogado y procurador. Es imprescindible que se regule de forma adecuada el acceso al ejercicio de la profesión en términos similares a otros países de la Unión Europea, que acrediten a los procuradores como profesionales con una formación especializada para las funciones que asumimos. Hay que conseguir equiparar la posición jurídica del procurador a la que tienen en Francia los hussiers, o en Portugal los solicitadores, que ejercitan funciones públicas por delegación del Estado.
¿Cuáles son para usted los mejores momentos que ha vivido como procurador?
Cuando estábamos sujetos a la territorialidad. Cada uno es profeta en su tierra. El procurador debe estar ligado de alguna manera a aquellos juzgados y tribunales en los que actúa.
¿Qué recomendación le daría a un profesional de la procura que está comenzando?
Trabajar como autónomo, que no pierda la ilusión y que actúe siempre con independencia, honradez, veracidad y sometimiento a las normas deontológicas de la profesión.